El buque “La Amistad”, de bandera española, en 1839 sufre un motín en medio de una tormenta cuando uno de los esclavos que llevaba el barco logra quitarse las cadenas para después liberar a sus compañeros. Entonces, se desata el infierno para la tripulación del barco. Fue rescatado por el buque “Washington” de la marina de los Estados Unidos y fue llevado Connecticut. Después, se llevó cabo un juicio para determinar la situación legal de estas personas.
Pero más allá de estas críticas, lo más interesante
para mí fue el proceso legal que estas personas enfrentaron en aras de alcanzar
su libertad.
1. Facultad y derecho de las personas para elegir de
manera responsable su propia forma de actuar dentro de una sociedad. "La
libertad es un derecho humano básico."
2. Estado o condición de la persona que es libre,
que no está en la cárcel ni sometida a la voluntad de otro, ni está constreñida
por una obligación, deber, disciplina, etc.
Y aquí nos enfrentamos con otro concepto muy amplio:
Responsable, del latín, responsāre “responder”.
1. Obligado a responder de algo o por alguien.
2. Dicho de una persona: Que pone cuidado y
atención en lo que hace o decide.
3. Persona que tiene a su cargo la dirección y
vigilancia del trabajo en fábricas, establecimientos, oficinas, inmuebles, etc.
Cuando hablamos de responsabilidad lo primero que
se me ocurre es preguntarme: ¿Soy responsable conmigo mismo? Porque puedo
elegir, por ejemplo, comer cosas sanas, que afectan positivamente a mi cuerpo.
O comer comida chatarra, que afecta de manera contraria a mi organismo. Sin
embrago, ¿en cuál de estos dos casos encontramos la libertad?
Una cosa es la libertad y otra el libre albedrío.
Este último concepto implica la capacidad de elegir entre las opciones, pero la
libertad plena es aquella que nos permite elegir la opción que más nos beneficia
e inclusive que beneficia a otros, física o espiritualmente (aunque esto último
depende de muchos otros factores, como la religión).
Desde luego que las interpretaciones de todos estos
conceptos son muy amplias y complejas, y más aún si nos remitimos a los
tiempos, lugares y circunstancias en que han sido definidos.
Para Emmanuel Kant, la libertad del hombre se
define como la facultad de auto-legislación; como la capacidad que tiene la
razón de ser práctica y de procurarse leyes que emplacen la acción moralmente.
Los hombres son así definidos como sujetos auto-legisladores y en cuya capacidad
radica su dignidad humana.
Para el existencialista Jean-Paul Sartre, “El
hombre está condenado a ser libre”. Significa que la libertad es inherente a la
condición humana y que, por ello, el hombre es absolutamente responsable del
uso que haga de ella.
Desde mi personal punto de vista, la libertad consiste
en abolirnos de todo aquello que nos causa dolor a nosotros mismos y a los
demás. Considero que, actualmente, nuestra principal cautiverio radica en la
codicia; la avaricia, que puede definirse como una ambición desmedida por el
dinero, por el poder o por ambas.